20 Ago Planned Parenthood: lobby y dinero que empuja hacia la legalización del aborto en Chile
Planned Parenthood está hoy en el ojo del huracán. Desde que se conoció el primer video donde una alta ejecutiva confiesa a una cámara oculta que su institución reutiliza los órganos de los bebés abortados, ya han sido difundidos en total cinco polémicos videos que van en la misma línea, gatillando una investigación por eventual “tráfico de órganos”.
Paternidad Planificada, según la traducción al español, es una organización dedicada a promover la salud sexual y reproductiva cuyo ‘modelo de negocios’, sin embargo, es bastante peculiar. El principal giro de Planned Parenthood es proporcionar servicios de aborto, con más de 700 clínicas en EE.UU. Sólo en EE.UU. Planned Parenthood realizó 330.000 servicios de aborto entre el 2011 y 2012. Si tenemos presente que el costo de un aborto dentro del primer trimestre bordea los US $470, una simple proyección reflejará US $157 millones anuales de ingresos por abortos (esto es, para hacerse una idea, más de cien mil millones de pesos chilenos anuales).
Planned Parenthood tiene también un área de desarrollo internacional, lo cual es lógico si consideramos que cada país del mundo donde se permite el aborto es un potencial ‘mercado’ para colocar clínicas abortivas. Haciendo una analogía, la legalización del aborto sería como conseguir una patente comercial. De ese modo, en Latinoamérica la institución ya ha instalado clínicas de este tipo en Colombia (7.000 abortos anuales) y Bolivia (6.000 abortos anuales).
En Chile, Planned Parenthood tiene su propia filial, la Asociación Chilena para la Protección de la Familia (Aprofa). Ésta ofrece uno de los programas de educación sexual autorizados por el Mineduc y es titular del registro sanitario de la ‘píldora del día después’, cuyas ventas se han triplicado entre el 2010 y 2014. Aprofa, asimismo, posee varios centros de atención y cuatro clínicas permanentes, donde realizan servicios de diagnóstico de embarazo, entrega de métodos anticonceptivos, control ginecológico y anticoncepción de emergencia. De ser aprobado el aborto en Chile, probablemente Planned Parenthood adaptará las instalaciones de Aprofa para rápidamente cubrir este nuevo ‘mercado’ con sus clínicas abortivas.
Lo sorprendente es que el Dr. Ramiro Molina Cartes, Vicepresidente de Aprofa, fue la primera persona en ser escuchada en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, declarando en calidad de experto médico. Sin embargo, su defensa vehemente del aborto como “derecho” (no sólo en las tres causales discutidas) lo hace a uno preguntarse si en dicha ocasión habló el “Dr. Molina” o el “representante de Planned Parenthood”. Júzguelo usted mismo. Lo cierto es que la filial en Chile de Planned Parenthood debiera, a lo menos, trasparentar su interés económico en la legalización del aborto.
Por si fuera poco, recientemente se supo que en diciembre de 2014 los diputados Víctor Torres (DC) y Gabriel Silber (DC), ambos integrantes de la Comisión de Salud, viajaron a Argentina a una actividad de Planned Parenthood pagada por la misma multinacional. Los mismos diputados luego votaron a favor de la ley de aborto sin siquiera trasparentar ni advertir sobre el viaje “todo incluido” que realizaron financiados por Planned Parenthood. El Comité de Ética y Transparencia de la Cámara de Diputados ha declarado en ocasiones anteriores que se “permite que los diputados afectos a un conflicto de interés puedan participar en el debate del asunto, advirtiendo previamente el interés que ellos o las personas relacionadas tienen en la materia, pues en el caso contrario, aunque luego el diputado no vote, se expone a que su conducta sea examinada a la luz de los efectos que su intervención pudo tener en el debate” (Acuerdo N° 49-2011).
Quizás los diputados Torres y Silber no sabían que estaban recibiendo indirectamente dineros provenientes de clínicas abortivas (habrá que presumir su inocencia en el asunto). Quizás el Dr. Molina también se olvidó que trabaja para Planned Parenthood. Pero ello no puede seguir ocurriendo. Es momento ya de transparentar los conflictos de interés existentes en la discusión de la ley de aborto. No seamos ingenuos: el aborto es también un gran negocio. Si no me cree, pregúntele a Planned Parenthood.