Experiencia del uso del registro de la fertilidad en la educación de la sexualidad adolescente

Experiencia del uso del registro de la fertilidad en la educación de la sexualidad adolescente

Mª Eugenia Leiva Romero. Matrona y Orientadora Familiar.

En el contexto de la persona, expondremos nuestra experiencia basada en la enseñanza de la biología: ¿cómo podemos utilizar elementos de la anatomía y fisiología para llevar a
la mujer y al hombre a conocerse y a valorarse como personas, y de esa forma prepararlos para comprender el concepto de sexualidad verdaderamente humana?: Entregándoles elementos acerca de su fertilidad, tales como: “El hombre es siempre fértil”. Es fundamental que el varón asuma esta inmensa responsabilidad de custodiar la fuente de vida que encierra su biología y desde ahí poder valorarse y asumir este inmenso potencial de vida que posee, que cuantitativamente es muy superior al de la mujer. Al analizar la fertilidad femenina vemos que es muy diferente y que está determinada por el ciclo menstrual, en el cual se presentan dos períodos infértiles, uno antes de la menstruación y uno después de la menstruación, y entre ambos se ubica el período fértil; que dura 8 a 9 días, y que se manifiesta por los cambios que experimenta la mujer no sólo a nivel de su anatomía externa por la humedad que percibe, sino que también por sus cambios emocionales.

A partir de este hecho concreto que es el moco cervical, la mujer se conecta con su ser interior y el cuerpo se convierte en el vehículo que deja salir ese ser interior. Para darse cuenta de esto debe descubrir y percibir estos cambios. Desde este conocimiento de su cuerpo -que es algo concreto- puede entender y valorar este “algo abstracto” que es el valor de su fertilidad y su misión en la maternidad. Este conocimiento de su interioridad la pone alerta, en resguardo de su intimidad que ahora siente tan valiosa, tan apreciada y que desea conservar para la entrega definitiva con el varón que sepa también respetarse a sí mismo.

En la adolescencia los elementos que conforman la sexualidad, en especial la falta de desarrollo del elemento espiritual (razón y voluntad), que es el eje articulador que les da
integridad a todas las dimensiones, expone a la mujer a muchos riesgos por falta de conocimiento. Debemos ayudarles a integrarlos pues de esa forma mejora su autoestima, comienza a valorarse, a quererse, a cuidarse y a dignificarse como persona, de igual forma se lo exige al otro.

Quien mejor que sus propios padres, apoyados por sus profesores, las pueden ayudar a conocerse y a descubrirse. Para eso es necesario darles el amor incondicional que si está iluminado por el amor sobrenatural de Dios Padre, permitirá a la familia encontrar los criterios más adecuados para educar a sus hijos, ya que encontrarán en el amor mutuo la sabiduría para poder hacerlo.