El extremismo abortista se quita la careta.

El extremismo abortista se quita la careta.

Padre Shenan J. Boquet

Presidente

Human Life International

De una manera muy extraña y significativa, hace poco los Demócratas del Estado de Virginia ni siquiera pestañearon luego de que el Gobernador Ralph Northam expresara una monstruosa y perturbadora indiferencia por la suerte de los bebés que nacen vivos luego de un aborto fallido.

Pero cuando, pocos días después luego de una entrevista radial en la que parecía estar a favor del infanticidio, apareció una foto racista en la que estaba presente el gobernador hace 30 años, de pronto, el Gobernador Northam ya no era el “héroe” de la lucha por “los derechos de las mujeres”, sino que se había convertido en persona non grata, condenado y vilipendiado por todos los miembros de su partido.

El nuestro es un mundo extraño que gira como un trompo loco. Una foto racista y totalmente detestable de hace décadas fue suficiente para suscitar la ira de los supuestos defensores de la justicia social, sin importar o no si ese señor sigue siendo o no racista hoy en día; mientras que esos mismos detractores celebraron sin disculparse para nada la matanza de bebés, aún después de nacidos.

De cierto modo, supongo, debemos estar agradecidos de estos acontecimientos de las últimas semanas. Usualmente, la “cultura” de la muerte crece en el secreto, el silencio, la obscuridad y la confusión. Tristemente, la mayor parte del tiempo, la mayoría de la gente no le presta atención al drama del aborto. Mucha de esta misma gente son personas fundamentalmente decentes. Pero no quieren abandonar sus vidas de confort y dejan ese tema de vida o muerte a los supuestos “expertos”.

Pero la mayoría de estos “expertos” sobresalen en el uso de un lenguaje opaco y confuso diseñado para engañar. En consecuencia, muchos caen en el error. Aun muchas personas que se sienten inconformes con el aborto se niegan a hacer algo en contra de este grave mal. Se ponen a racionalizar y se dicen a sí mismas que se trata de un tema “complejo” que debe decidido entre una mujer y su médico. De esa manera se hacen eco del lenguaje engañoso que los propagandistas del aborto han diseñado cuidadosamente.

Sin embargo, ahora, a causa del extremismo de personas proaborto, como el Gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, y el del Estado de Virginia, Ralph Northam, han surgido periodistas y analistas de TV que están hablando abiertamente (ya sea que deseen hacerlo o no) de “la matanza de bebés no nacidos” – para usar sus propias palabras. Tenemos al Presidente de EEUU señalando públicamente el extremismo de los líderes Demócratas. Tenemos a ciudadanos de a pie que están compartiendo y debatiendo a gran escala los videos que muestran  los pronunciamientos de los extremistas del aborto, conversan sobre embriología y enfrentando la macabra “lógica” de la “cultura” de la muerte, que inevitablemente conduce del aborto al infanticidio. Claro, ambos, el aborto y el infanticidio, tienen la misma calificación moral de homicidio directo. Pero la gente no se estaba dando cuenta de ello y ahora parece que sí.

En muchos casos, esto puede que no sea suficiente para transformar la mente y el corazón de una persona de proaborto a provida. Los seres humanos tienen una extraordinaria capacidad para engañarse a sí mismos y aceptar proposiciones contradictorias, por ejemplo, que el aborto tardío es un horrible mal, pero que si se comete más temprano en el embarazo entonces no lo es – cuando en realidad todo aborto es un horrible mal. Sin embargo, este debate público, junto a las herramientas que ahora tenemos y que antes no teníamos – como, por ejemplo, los ultrasonidos en tercera dimensión y en alta definición – aseguran que de ahora en adelante les va a ser muy difícil a muchas de estas personas permanecer sentadas en la cerca.

Uno siente que nuestro país está sumergido en una gran obscuridad y confusión en estos tiempos. Las divisiones aumentan, el discurso público se ha vuelto venenoso, el frenético impulso de los políticos proaborto por aprobar instantáneamente los proyectos de ley proaborto más extremistas posibles, todo ello, no es sino un signo de la enfermedad espiritual que sufre nuestro país. Sin embargo, en medio de este caos, hay oportunidades. La obscuridad está siendo puesta el descubierto por lo que es. La luz comienza a brillar.

Es crítico que ahora mismo las personas provida aumenten esa luz. No podemos tener miedo de que nos condenen las poderosas voces de la “cultura” de la muerte. Debemos estar dispuestos a poner en riesgo nuestro confort y prestigio para poder hablar por los que no tienen voz. Comparta la verdad acerca del aborto en las redes sociales. No tenga temor a objetar cuando alguien en su lugar de trabajo se burle del movimiento provida o defienda estas leyes extremistas a favor del aborto o cualquier otra ley a favor del aborto. Con caridad y con firmeza pida a su párroco que use el púlpito para decir la verdad y defender la doctrina de la Iglesia en contra del aborto y en favor de la vida.

En estos momentos hay una guerra por el alma de nuestro país, y por las vidas de sus habitantes más inocentes. La apatía no es una opción.