25 May La gran confusión que está produciendo el ataque del lobby homosexual
Carlos A. Casanova
Algunos estudiantes de la Facultad me han informado que muchos miembros de nuestro claustro estudiantil se hallan confundidos en temas centrales de la moral católica porque están cediendo a las presiones propagandísticas y fácticas del lobby homosexual. Por ese motivo he decidido mostrar un rasgo central la filosofía que se halla detrás de la ideología de género, aclarar algunas de las confusiones más frecuentes y hacer una reflexión sobre el sentido de la institución universitaria y sobre la vocación del universitario.
1. Friedrich Nietzsche escribió que no podríamos desembarazarnos de Dios mientras siguiéramos creyendo en la gramática. Mientras aceptemos que hay una inteligibilidad que nosotros no creamos y que da origen al lenguaje, mientras no neguemos que hay esencia de las cosas y “yo”, tendremos que creer en Dios. (El crepúsculo de los ídolos, “Sobre la razón en filosofía, 5). ¿Cómo se concretará este rechazo de toda inteligibilidad que mida al hombre, este radical anti-racionalismo? Habrá que usar la razón contra la razón y la gramática contra la gramática. La tarea más urgente será “deconstruir” el “yo”. Éste es un engaño, pero no podemos prescindir de él. Deformémoslo, entonces, hasta la raíz. La sexualidad es una propiedad del individuo, inseparable de él, según la metafísica tradicional. Digamos que no es sino una “construcción cultural” y “deconstruyámosla” y estaremos muy cerca de haber acabado con toda inteligibilidad divina, piensan los ateos radicales.
Y , continúan los mismos ateos, empalmaremos así con la destrucción más radical de la familia. Si no hay “hombre” ni “mujer” se acabó la familia, el modelo humano desde el que se proyecta la Sagrada Familia, como dicen Marx y Engels en las “Tesis sobre Feuerbach”.
Pero, culminan los ateos, hay que hacer todo esto de manera que los jóvenes piensen que al adherir a este radical anti-racionalismo están adhiriendo a los últimos avances de la razón, y al adherir a esta radical destrucción de la personalidad y de la libertad se están embarcando en la grandiosa liberación que consiste en destruir el “patriarcado blanco”.
2. Tal es el fundamento radical de la ideología de género. ¿Por qué habrá de adherir a él persona alguna que sea capaz de pensar por sí misma y que no desee desechar radicalmente la racionalidad para deshacerse de Dios? Algunos se dejan engañar por la retórica indirecta del lobby. Es aquí donde se requieren algunas aclaraciones básicas.
(a) Supongamos que hay algunas personas que, sin culpa de su parte, experimentan la atracción homosexual. (Mi experiencia es que hay hombres que son afeminados, pero que no experimentan la atracción homosexual sino después de haber tenido diversas experiencias con la pornografía y la fornicación heterosexual). Mis queridos estudiantes: no es lo mismo experimentar la atracción homosexual que ceder a ella. Todos experimentamos algunas veces tendencias sexuales desordenadas: pueden acudir a la mente ideas de fornicación, de adulterio y otras. Pero una cosa es sentir esas tendencias y otra es consentir interiormente a ellas. Todavía otra es ponerlas en práctica. ¿He de decir que porque algunos experimentan la tendencia a la fornicación ellos constituyen una raza que ha sido marginada por el patriarcado blanco y que, por tanto, debo darles derecho a fornicar cuando quieran? ¿No sólo debo eliminar toda sanción, sino que debo declarar que es una acción digna y buena la fornicación, que no se puede reprochar moralmente?¿O será verdad que porque muchos experimentan la tendencia a cometer adulterio y traicionar a su mujer e hijos, los adúlteros constituyen otra raza oprimida?
(b) Si una persona señala a otra que una acción a la que esta otra está habituada, o a la que tiene una inclinación, es inmoral, ¿acaso está la primera desconociendo la dignidad de la segunda, como dijo una vez Dworkin y repiten muchos? Esto es realmente ridículo. Imagínense ustedes: si un padre le dice a su hijo que drogarse es inmoral, ¿está ofendiendo su dignidad porque el hijo siente un fuerte deseo de drogarse? Realmente equiparar el reproche moral con la negación de la dignidad es posible solamente en una situación espiritual en la que la racionalidad se encuentra en disolución. H. L. A. Hart, que fue arrastrado por Huxley al desorden sexual según cuenta Isaiah Berlin, conocía exactamente la diferencia entre una cosa y otra. Por ello le replicó a Dworkin: “[La mayoría que niega el matrimonio a los homosexuales] puede considerar las perspectivas de la minoría [de los homosexuales] como erradas o pecaminosas; pero derrotar tales preferencias [de las minorías homosexuales] por tales razones [morales …] resulta bastante compatible con el reconocimiento de igual valía de los detentadores de tales perspectivas, por lo que la imposición puede llegar a inspirarse en una preocupación por la minoría [homosexual]” (“Entre utilidad y derechos”, IV).
Conozco una persona a la que aprecio mucho y que de niño era afeminado. Más de una vez me agarré a golpes con amigos que se burlaron de él. En su adolescencia, su familia se puso nerviosa y le dio pornografía heterosexual, que él consumió ávido. También tuvo relaciones heterosexuales. Pero los nervios y el desenfreno acabaron llevándolo a la homosexualidad. Muchos años después, él le confesaba a mi hermana que se arrepentía de no haberse casado. Ahora experimenta una soledad que no tiene remedio. Añora tener esposa e hijos, pero los hábitos no se lo permiten. Hay muchas personas así: sus parientes y verdaderos amigos podrían ayudarlos a controlar sus apetitos desordenados y a arreglar su vida conforme a la razón. Pero tienen ellos un enemigo implacable en nuestra época: el lobby homosexual. El lobby es el principal enemigo de los homosexuales, que realmente no respeta su dignidad, porque niega su capacidad de someter las pasiones a la razón.
3. El lunes contemplamos cómo un grupo de choque invadió la Casa Central y destruyó una pancarta que habían colgado unos estudiantes: “Pensar distinto no es una fobia”. Mientras dos vándalos hacían esto, otros aplaudían, como los zánganos de los libros VIII-IX de la República de Platón. Me parece que nuestros jóvenes estudiantes están atemorizados y, precisamente por eso, no se atreven a decir que están en desacuerdo con el lobby homosexual. A ésos que tienen temor les digo: estimados, la universidad es el lugar en el que se pueden poner en tela de juicio las ideologías que dominan en la sociedad política. No estás respondiendo a tu vocación universitaria si no eres capaz de resistir a la presión del lobby homosexual. Sócrates nos reveló esta vocación, y el sentido de la institución académica, que nació precisamente porque su ejemplo fue llevado por Platón a la carne en el bosquecillo de Academos. Pues bien, Sócrates replicó a los atenienses que le ofrecían la vida a condición de que dejara de filosofar: “os estimo atenienses, y os doy las gracias, pero hay que obedecer a Dios antes que a ustedes”.