04 Abr Colectivo Ley de Identidad NN
Carta abierta por el reconocimiento de la identidad de nuestros bebés NN.
Nosotras, mamás y familias que hemos perdido tempranamente a un hijo o hija, queremos dar a conocer lo que hemos vivido y nuestra necesidad. Lo hacemos desde todos los lugares: geográficos, sociales, económicos, valóricos, personales y como parte de distintas comunidades y diferentes profesiones y ocupaciones. También desde nuestra más marcadora experiencia tanto física como mental.
Queremos que por un momento se sitúen en esta vivencia.
Nosotras esperamos un hijo y tuvimos que parirlo muerto. No, no es poesía, es un hecho. Nosotras vivimos cómo se moría ese hijo al nacer. Tampoco es metáfora, es un hecho. En medio de la conmoción que eso significa, a muchas de nosotras se nos sometió a procedimientos médicos sin explicarnos nada, sin preguntarnos nada. Nos indujeron, nos durmieron, nos aislaron de nuestras parejas o familiares para llevar a cabo el proceso. Vivimos ese momento rodeadas de mujeres con niños en brazos celebrando nacimientos. Mientras a nosotras ahí, a pocos metros, nos alejaban a ese hijo, lo metían en una bolsa o frasco de vidrio, o se lo llevaban sin que pudiéramos despedirnos. Esos han sido y son los hechos.
Nosotras, mamás y familias de esos hijos, queridos y nombrados, tenemos que sobrellevar la experiencia que nos tocó vivir. No solo la muerte, también el trato dado en el establecimiento de salud y el contexto de esa muerte.
A todo ello que, pudiendo ser diferente, no lo fue, se suma otro dolor más y de gran significado: tener que aceptar que para el mundo este hijo no existió como tal, pues al momento de inscribirlo legalmente, no podemos hacerlo sino como “NN”, esto es, no nombrado.
Es por eso que hoy, como colectivo de agrupaciones de mamás y personas relacionadas a la temática de infancia, maternidad y duelo, proponemos cambiar esta realidad, aprobando una ley que permita a madres y familias registrar a sus bebés en forma voluntaria bajo su nombre propio y dar así reconocimiento a su identidad, su existencia e importancia para sus padres y cercanos. Tal como pedimos en (1)carta enviada a la Presidenta el jueves 27 de octubre del año pasado (aún sin respuesta) , requerimos ser oídos para devolverle la dignidad a nuestros hijos y poder enfrentar el duelo de un modo sano y respetado; necesitamos que se considere nuestro dolor.
Lo que pedimos, en realidad no es mucho. Responde a una necesidad humana y cruza toda posición ideológica. Nuestra pelea no es política ni estratégica, nos congrega a todos quienes creemos en una sociedad más justa y empática. Es una causa que nos haría mejor como país: aprobar esta ley permitiría a miles de mujeres y familias resignificar su experiencia y sobrellevarla de mejor manera.
Es por todo esto, que esperamos ser escuchados y esta vez, sí poder decir todos junto al poeta, ciudadanos y legisladores, que comprendemos y compartimos su sabiduría cuando afirma la importancia del poder nombrar, de poder ejercer aquel acto mediante el cual hacemos visible lo que –aun existiendo-, permanecía invisible.